
Esto es algo que casi nadie te cuenta (y que yo también ignoraba)
Recuerdo el día en que me miré al espejo y pensé: “¿Por qué me siento tan diferente últimamente?” No era solo el cansancio, ni el cada vez más notorio paso de los años en mi rostro y cabello. Era algo más profundo, como si mi cuerpo intentara decirme algo que yo aún no lograba entender.
Por semanas estuve atribuyendo todo a “estrés”, a las mil tareas que llevaba encima, al trabajo, al sueño tan irregular que había estado padeciendo. Hasta que empecé a notar cambios que no podía seguir ignorando: cada vez eran más frecuentes los sudores nocturnos excesivos que me despertaban continuamente por las noches, la piel de diversas zonas de mi cuerpo comenzó a sentirse con resequedad, mi cabello comenzó a hacerse más delgado y rizado, mi ciclo menstrual ya no era tan regular como antes, me sentía más irritable de lo normal, y había tardes en las que el cansancio se hacía presente en un extremo que simplemente no tenía explicación.
Nadie me había hablado de esto. Y, si te soy sincera, ni siquiera sabía que algo llamado perimenopausia existía.
Este tema, como tantos otros relacionados con nuestros cuerpos de mujer, ha estado rodeado de silencio. Se habla de la menopausia como si fuera una etapa lejana que aparece después de los 50… pero, ¿y lo que sucede antes? ¿Por qué nadie nos explica que el cuerpo empieza a cambiar mucho antes?
La verdad es que muchas mujeres comienzan a experimentar síntomas de la perimenopausia desde los 35 o incluso antes, y lo más preocupante es que la mayoría cree que es “demasiado pronto” para sentir algo así. Nos enseñaron a pensar que lo que sentimos es exagerado, que “ya se nos pasará”, que tenemos que seguir las exigencias de la vida (y el trabajo) “como si nada extraordinario sucediera”, cuando en realidad nuestro cuerpo está atravesando una transformación real, profunda y totalmente válida.
Hoy quiero contarte lo que a mí me hubiera gustado saber mucho antes: que lo que te sucede es natural, que no estás sola, que esto tiene nombre, y que hay formas de entenderlo y acompañarlo con amor y conciencia.
¿Qué es la perimenopausia y cuándo comienza realmente?
Muchas veces pensamos que los cambios hormonales importantes solo llegan con la menopausia, como si un día simplemente despertáramos y “se acabara” nuestra etapa fértil. Pero la verdad es que el cuerpo inicia una transición mucho antes… y a veces, sin que nos demos cuenta.
La perimenopausia es el proceso de transición hormonal que puede comenzar incluso desde los 35 años, aunque la mayoría de las mujeres ni siquiera lo sabe. Es una etapa en la que los niveles de estrógeno y progesterona —las hormonas que regulan nuestro ciclo reproductivo— comienzan a fluctuar de forma impredecible.
La ciencia detrás del cambio hormonal a partir de los 35
A partir de los 35 años, nuestro cuerpo entra en una fase natural de declive gradual de la función ovárica. Aunque todavía menstruamos, las ovulaciones pueden volverse menos frecuentes, y eso altera el equilibrio hormonal mes a mes.
El estrógeno, por ejemplo, puede subir y bajar bruscamente, generando síntomas físicos y emocionales muy intensos. Lo mismo ocurre con la progesterona, que al disminuir, deja de tener ese efecto calmante que solía tener sobre nuestro sistema nervioso.
Y como estos cambios son invisibles desde fuera (y ocurren mientras aún tenemos menstruación), es fácil confundirlos con estrés, agotamiento o incluso depresión.
¿Por qué se habla tan poco de esto?
Porque durante años, nos enseñaron a aguantar en silencio.
La salud hormonal femenina ha sido un tema rodeado de tabú, ignorado en casa, en los colegios y hasta en las consultas médicas. Muchas mujeres escuchan frases como “todavía estás joven” o “eso no puede ser la menopausia” cuando consultan por síntomas reales… y terminan creyendo que todo está solo en su cabeza, algunas incluso llegan a creer que están perdiendo la razón o, como me pasó a mí, que mi mente estaba sugestionando a mi cuerpo para padecer “síntomas raros” que podrían llegar a enfermar mi cuerpo.
Esta falta de información nos ha dejado solas, intentando entender cambios profundos sin las herramientas ni el acompañamiento que merecemos. Y eso tiene que cambiar.
Hablar de la perimenopausia es un acto de amor, de visibilidad y de cuidado colectivo entre mujeres.
Los primeros síntomas de la perimenopausia que podrías estar sintiendo
Es muy posible que ya estés experimentando algunos de estos síntomas sin saber que están relacionados con la perimenopausia. Por eso es tan importante conocerlos: para dejar de ignorar las señales de tu cuerpo y empezar a escucharlas con atención.
Cambios físicos que no son solo por “el estrés”
Cansancio extremo:
No es el cansancio de siempre. Es una fatiga que no se va con una buena noche de sueño, que te hace sentir drenada incluso cuando no has hecho “tanto”.
Alteraciones del sueño:
Dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos, sudores nocturnos… Todo eso puede estar relacionado con los desequilibrios hormonales de esta etapa.
Cambios en la menstruación:
Puede volverse más abundante, más irregular, o incluso más dolorosa. Algunas mujeres tienen ciclos más cortos o saltos de menstruación sin explicación aparente.
Cambios emocionales y mentales que no deberías ignorar
Ansiedad repentina:
Esa sensación de nerviosismo sin motivo aparente, o pensamientos acelerados que antes no tenías, pueden ser parte del proceso hormonal.
Bajones de ánimo sin razón clara:
Cambios de humor, ganas de llorar, o una tristeza que aparece y desaparece sin motivo. No estás exagerando y no, no estás perdiendo la razón.
Mayor sensibilidad:
Te sientes más vulnerable, más reactiva o más irritable ante cosas que antes no te afectaban tanto. Es válido. Es real. Y merece ser escuchado.
¿Qué hacer si estás viviendo esta etapa?
Saber que algo está cambiando en tu cuerpo puede generar miedo, confusión o frustración. Pero también puede abrir la puerta a una nueva etapa de conexión contigo misma, si decides abordarla desde el amor y no desde el juicio.
Escucha a tu cuerpo con compasión, no con juicio
La perimenopausia no es una falla, ni una señal de que “estás envejeciendo mal”. Es un proceso natural, poderoso y profundamente humano.
Empieza por practicar el autocuidado con intención:
🌿 Tómate espacios de descanso.
🍵 Regresa a lo simple: infusiones, masajes, pausas conscientes.
🧘♀️ Conecta con prácticas que honren tu ciclo: yoga, respiración, movimiento suave.
Y sobre todo, busca profesionales de salud que realmente comprendan esta etapa. No estás obligada a aceptar que “todo está en tu cabeza” cuando algo no se siente bien. Mereces ser escuchada con empatía y ser acompañada con información clara.
Educarte es el primer paso para recuperar el poder sobre tu salud


Una de las formas más enriquecedoras de cuidarte en esta etapa es entendiendo qué está ocurriendo dentro de ti. Cuando comprendes tus síntomas, dejas de temerles y empiezas a responder con inteligencia emocional, y no con culpa o desconexión.
📘 ¿Quieres comprender más a fondo lo que está pasando con tu cuerpo?
Te invito a descubrir el ebook “Ciencia y síntomas de la perimenopausia”, una guía que he preparado con mucho amor para ayudarte a:
✓ Identificar cada etapa con claridad
✓ Entender tus síntomas desde la ciencia, no desde el juicio
✓ Acompañarte con herramientas y conciencia
Haz clic en el botón a continuación para comprar el ebook ahora:
Es tu momento de reconectar contigo. Esta guía es el primer paso.
No estás sola en esto. Y no, no estás exagerando
Si hay algo que quiero que te lleves de todo esto, es esto:
✨ Lo que sientes es válido.
✨ Tu cuerpo está hablando.
✨ Y tienes derecho a ser acompañada.
Reconocer los cambios que vives no es debilidad. Es un acto de amor propio, de conciencia y de valentía.
Hablar de la perimenopausia con otras mujeres, abrir el diálogo, compartir lo que estás viviendo… todo eso transforma. Porque cuando una mujer se escucha, muchas otras se liberan también.
¿Te ayudó este artículo?
Así que si algo en este artículo resonó contigo: Comparte este artículo con otra mujer que lo necesite.
A veces, lo que más ayuda es saber que no estás sola. Si algo de esto te resonó, compártelo con una amiga, hermana o colega que podría estar pasando por lo mismo.
Hablemos más de esto. Escuchémonos. Acompañémonos.
👉 Comparte este artículo con otra mujer que lo necesite.
Tal vez ella también necesita saber que no está sola.